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10 Pero cuando hayas cruzado el río y vivas en la Tierra prometida, y el Señor te dé reposo y te libere de todos tus enemigos, 11 llevarás todos tus sacrificios y ofrendas al santuario, al lugar que Dios elegirá como su morada. 12 Allí te regocijarás delante del Señor con tus hijos e hijas y siervos. Además, recuerda siempre de invitar a los levitas para que hagan fiesta contigo, porque ellos no tienen tierra propia.

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